La explotación de piedra amenaza un patrimonio natural de extraordinario valor: las sierras de Tandil. Este atractivo sistema serrano ubicado en el sur de la provincia de Buenos Aires está sufriendo daños ambientales irreparables como consecuencia de la actividad minera que se lleva a cabo desde fines del siglo pasado. Su continuación inhibe un desarrollo urbano armónico y produce un intenso deterioro en el paisaje.
Aún con sistemas artesanales de explotación, ya ha sido destruido el cerro Leones, uno de los más característicos del área, junto a El Centinela y La Movediza, cuya famosa piedra cayo en 1912. Hoy, con métodos más intensos, que requieren escasa mano de obra, unos pocos minutos alcanzan para que una explosión convierta miles de toneladas de roca en material molido.
Es cierto que, por su localización cercana a los centros de consumo, la explotación de piedra en Tandil abarata los gastos de flete, pero dado que existen numerosos sitios para extraer ese material -donde su explotación no destruye un paisaje único ni inhibe otras actividades.
Desde hace varios años, distintas organizaciones sociales, como la Multisectorial para la Preservación de las Sierras de Tandil -una asociación civil específicamente dedicada a esta problemática-, se han movilizado de modo creciente, reclamando una política coherente, que detenga la destrucción y proteja efectivamente las sierras.
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